Soy
una mesa
Hola,
yo soy una mesa. Yo no tengo nombre, ya que soy soy de quien me
utiliza y nunca he tenido un dueño propio. Pero podéis llamarme
Same. O, al menos, así me llaman las otras mesas. Yo vivo en un
colegio enorme lleno de clases con mesas iguales que yo, pero nunca
he podido conocerlas; por que no puedo moverme, aunque eso ya lo
sabréis. Y también pensareis que la vida de una mesa es la más
aburrida de las vidas, después de la de los gusanos de seda que lo
único que hacen es comer, pero no estais en lo cierto. Yo, a
diferencia de vosotros, no puedo andar ni hablar vuestro lenguaje,
pero conozco a muchos más niños/as que juntando todos a los que
vosotros conocéis. Cada año conozco a una clase más y al año
siguiente conozco a otra, esto es como una cadena. Conozco a tanta
gente que no me caben ni en mis patas.
Y
también tengo muchas compañeras mesa en mi clase a las que conozco
desde que me enviaron a este colegio, están:Toni, Anita, Meray,
Asem, Samuel …
Además
soy sobre la que escribes, ríes, lloras, sobre la que pones los
codos al pensar y sobre la que te apoyas al escuchar.
Como
vosotros, yo también tengo muchos amigos; están las sillas, entre
ellas está Chara mi mejor amiga. Una vez me apartaron de las demás
mesas pero no entendía porqué; Chara, que sí entiende el idioma de
los humanos, me dijo que a mi amo le habían castigado apartándole
de los demás por que hablaba mucho con su compañero.
También
conozco a los estuches, a los armarios y muchos otros objetos con los
que no hablo demasiado.
Además
están Sorfepo, la mesa del profesor, y “lasilladelprofesor” que
es la silla del profesor. Ellos son como mayores, los sabios, y
algunas veces nos dan consejos para resistir a los golpes que nos dan
algunos niños/as, porque a veces nos tiran cosas como lápices o
tejeras, creo que se
llamaban.
Y
es que nos tiran al suelo, bueno a nosotros y a las sillas, jugando a
ponerse sobre las patas traseras de las sillas. E incluso nos pintan
y nos pegan chicles por debajo nuestra. Alguien debería decirles
algo, y es que a mi me entran ganas de soltar un grito y decirles,
-¡¡basta!!-, por que Peco acabó con la pata rota y Tame con sus
tuercas salidas, pobrecillos con lo buenos que eran.
Bueno,
que los niños están a punto de llegara a clase. Espero que con
esta carta hagáis cambiar de idea a las personas que nos maltratan.
Besos,
Same
por Marta
Carmona Reina
Un
viaje sorprendente
Hola amigos/as , os
sorprenderá que un lápiz os cuente esta historia.
Todo empieza a principios
de Septiembre, cuando mi dueña fue a la librería y escogió un
paquete de lápices , uno de ellos era yo.
De camino a Montilla que
es donde vive esta niña de 13 años, le dije:
-Oye niña, te pido un
favor y es que pase lo que pase siempre estemos juntos-.
La niña asombrada, me
respondió:
-Vale, mañana conocerás
a un montón de amigos míos.
Cuando llegamos a su casa,
nada más entrar la niña se dirigió a su habitación y me colocó
en un lapicero con una pegatina que ponía: ``Cosas con cariño´´.
A la mañana siguiente, me
desperté y de pronto vi una mano gigante ; al verla mejor supe que
era de mi dueña.
Me había cogido del
lapicero, para llevarme a la escuela y enseñarme a sus compañeros.
Eso a mí me hizo muchísima ilusión, me sentía muy importante.
Cuando Priscilla y yo
llegamos al cole, y después de dar saltos en el estuche una y otra
vez, por fin, salí a ver lo que había a mi alrededor.
Pero nadie, y cuando digo
nadie, es nadie, se imaginaba lo que ocurriría esa mañana.
Después de varias clases,
Priscilla y yo nos dirigimos a la clase de informática, allí estaba
Samuel.
Samuel es el típico chico
, cuyo propósito en la vida es molestar a los demás. Eso al menos
es lo que me comentó Priscilla, después de mi inesperado accidente.
En la clase de
informática, todos apuntaban lo que el profesor estaba dictando,
todos menos Samuel. Ese día Samuel no se había traído lápiz y en
varias ocasiones se lo había pedido a Priscilla. Pero ella , no
podía dejárselo. Aprovechando un despiste de Priscilla, me cogió
tan fuerte que pensé que me iba a estrangular.
De repente, Priscilla se
dio cuenta, e intentó recuperarme. Lo único que yo sentía eran
golpes y sacudidas. En ese momento el profesor, le dijo a Samuel que
me devolviera a Priscilla. Pero Samuel no hizo caso, y lleno de furia
me tiró hacia el pasillo de la escuela. En ese momento, sonó la
campana para el cambio de clase.
¡No me lo podía creer!
De pronto empezaron a salir niños , una patada por aquí, una patada
por allá.
Después de caer por las
escaleras, y dar varios tropezones, por fin, paró el ruido y los
golpes.
En ese momento, noté como
una mano, de piel suave, me cogía entre sus dedos. Era Priscilla,
estaba llorando, y con lágrimas en los ojos me dijo:
-No te preocupes pequeño,
a partir de ahora , sólo te tendré en casa, donde están todas las
cosas especiales para mí.
Desde entonces, estoy en
una caja preciosa, y todas las tardes , Priscilla y yo escribimos su
diario.
Cristina Mellado Morales
UNA CASA LLENA DE SECRETOS
Era una noche de tormenta y Laura estaba durmiendo soñando profundamente en un mundo en colorines los edificios eran multicolores, en vez de chimeneas había caramelos, en vez de ventanas había piruletas, había ¡AAH! Un suculento ruido ha despertado a Laura. Tenía tanto miedo que empezó a temblar ¡papá, mamá! Gritaba nerviosamente, claro que sus padres dormían en la parte baja de la mansión ¿habrán oído a Laura? Laura decide temerosamente a bajar a la parte inferior de la mansión, cuando va a pisar silenciosamente, el primer escalón chirría la madera que lo forma ¿cómo voy a bajar sin hacer ruido, si los escalones chirrían? Se preguntaba Laura, pero justo después de terminar la frase vuelve a sonar ese extraño ruido y Laura sin pensar más baja por las escaleras dando pequeñas pisadas y se dirige corriendo al cuarto de sus padres, pero entonces cuando iba a abrir la puerta, un escalofrío recorrió su cuerpo de arriba abajo y seguidamente notó como una palma de mano fría le tocaba el hombro y Laura empezó a chillar.
Sus padres se levantaron en un santiamén y encendieron las luces, pero Laura ya no estaba. Todo estaba intacto y en orden, pero algo en el ambiente hacía de esta casa humilde y acogedora en un lugar extraño y frío. Entonces sus padres se dispusieron subir a la parte superior de la mansión , iban subiendo escalón a escalón cada vez más ligeramente viendo que Laura no respondía a sus llamadas.
Abrieron la puerta y Laura no estaba en su habitación, ni en el cuarto de baño, ni en la cocina, no estaba en ningún lugar de la casa. Sus padres desesperados les asomaba ya una gota cálida por la mejilla mientras llamaba a la policía.
-Ninguna huella, ningún símbolo de identificación, nada.- fueron las palabras del Sheriff mientras se iba alejando de la casa. ¿Pero dónde estaría Laura? Era todo tan extraño que parecía todo una película.
Pasaron los años y Laura se daba ya por muerta.
Esta tragedia fue transmitida por todos los medios, y la gente se preguntaba cómo había pasado aquello tan extraño. Pasaron tantos años que Laura formó parte de una leyenda en la que decía que Laura todas las noches iba dormir a su cama y cuidaba de sus padres en aquella gran mansión tan suculenta llena de misterios por resolver.
Pero… ¿crees que la leyenda tiene razón? ¿No os parece un poco extraño que no hubiese ninguna huella?
¿TE ATREVES A RESOLVER ESTE MISTERIO CONMIGO?